En Partanna hay una zona arqueológica a 2 km de la ciudad que data del Neolítico. Las excavaciones han sacado a la luz largas y profundas zanjas con inusuales artefactos cerámicos en su interior. La presencia de las zanjas sigue siendo enigmática y su función incierta (quizá sirvieran para proteger al poblado de las lluvias o para impedir que animales feroces y enemigos llegaran hasta los lugareños). El interés de los arqueólogos se ha centrado en estas zanjas. Se trata de largas zanjas, de hasta 13 metros de profundidad, en las que los estudiosos han encontrado abundante material cerámico, incluido un vaso campaniforme y hojas de obsidiana que ahora se exponen en el castillo Grifeo de Partanna. Las excavaciones fueron llevadas a cabo por el arqueólogo Sebastiano Tusa; el estudioso recuperó lo que aún podía salvarse de la destrucción. De lo hallado se concluyó que los lugareños tenían relaciones con otros pueblos de Sicilia. En la parte sur se encuentra un manantial utilizado casi con toda seguridad para ritos sagrados relacionados con la vida o, quizá más aún, con la muerte. También en el yacimiento arqueológico ha resurgido un importante hallazgo. Se trata de un cráneo perforado, también expuesto en el museo del castillo cercano. Por la formación ósea natural se puede saber que el sujeto vivió once meses después de la operación.

La visita implica una caminata de un par de kilómetros por terreno escarpado.